Pensar que el sol se pueda detener es pensar con sensatez; con la razón que el ser humano se resiste a utilizar. Por eso, porque el débil humano tiende a llevarle la contraria a la cordura, solemos confiarnos al deseo y apostamos por un viaje sin fin.
Sin embargo, un día, el sol recibió órdenes de detenerse. Y ese viaje comienza, justo, cuando el sol se detiene.
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Emprende el viaje, joven Ovidio, y ve dejando la ropa a lo largo del camino.
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Bienvenido, joven Lucio. Bien cierto es que algunos viajes empiezan por detenerse en una estación que anuncia promesas de continuidad.
ResponderEliminarNada hay más saludable que una bienvenida.
ResponderEliminarRecibido.
Me uno a la bienvenida de Nómadas y espero una etapa llena de escritos que estoy deseando leer.
ResponderEliminar¡Hola Lucio!
ResponderEliminarMe paseo de vez en cuando por aquí y te dejo el comentario sólo para recordarte que hemos pasado mitad de mayo, ¡déjate mostrar un poquito con tu buen escribir!....
Un abrazo.
Así se hará.
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