Subitus

La hija de Iria Galeria mostró sorpresa cuando se lo pedí, hizo ademán de abofetearme cuando se lo confirmé y aceptó con ganas al día siguiente, justo cuando ya estaba a punto de arrepentirme.


Pídele a los dioses, Ovidio, que, cuando menos te lo esperes, te otorgue un cambio favorable. Las gracias imprevistas mejoran el carácter.

Buscar en mi interior

Buscar en mi interior fue un propósito, no sabría decir si conseguido. 
El viaje al interior comenzó con idas y venidas, como ocurre con algunas aventuras. Sin embargo, todo empieza el día en que me dirigí a Aelia, hija de Iria Galeria, y le dije lo que quería.

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Has hecho bien en situar el principio del principio en un momento en que la memoria lo asocia a una mujer. 
Yo creo, Ovidio, que eres un hombre destinado a saber del amor y de la mujer más de lo que conocen la mayoría de los romanos cultos y refinados.

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