Las reglas de Aelia, la hija de Iria Galeria, eran claras: sólo un día, sólo un momento, sólo para recoger las memorias de la mujer que ella recordaba sin haberla visto y que amaba sin haberla disfrutado.
Leí un fragmento de las memorias. Me paré. Noté el deseo de seguir. Le invité a leer por ella misma. Aceptó. Leyó su fragmento. Se relajó. La relevé y me relevó una y otra vez. Nos sentíamos bien.
- Si quieres, vuelvo mañana - dijo.
Y se fue sin mirar atrás.
Lee con la mujer que admiras, con la mujer que deseas y con la mujer con la que te quieres fundir. Lee con ella. Comparte las historias y los relatos. Comparte las emociones. Confúndete con ella.
Es de agradecer que exista un nuevo mañana en el cual se da la oportunidad de regresar, para leer. Si ya es a dos bandas con un interés común se convierte en un regalo.
ResponderEliminarDeseo de regresar mañana, si quieres, que por el hecho de compartirlo quieres; si quiero, que por el hecho de regresar quiero.
Un saludo de domingo feliz
Me gusta el juego
ResponderEliminarde estas tres palabras:
regresar, querer y compartir.
Pero,
si he de quedarme con una sola
me quedo con la última.
Me enciende.
Me enciende el compartir
y me enciende la complicidad.