viernes, 26 de julio de 2013

Memorias de Iria Galeria

Aelia no había querido venir y cuando lo hizo dejó claro que sólo le movía el deseo de saber. Saber de Iria Galeria, la mujer que vivió el encierro y sobrevivió, que se fue de Roma y volvió, que fue madre y murió.
Las reglas de Aelia, la hija de Iria Galeria, eran claras: sólo un día, sólo un momento, sólo para recoger las memorias de la mujer que ella recordaba sin haberla visto y que amaba sin haberla disfrutado.
Leí un fragmento de las memorias. Me paré. Noté el deseo de seguir. Le invité a leer por ella misma. Aceptó. Leyó su fragmento. Se relajó. La relevé y me relevó una y otra vez. Nos sentíamos bien.
- Si quieres, vuelvo mañana - dijo.
Y se fue sin mirar atrás.


Lee con la mujer que admiras, con la mujer que deseas y con la mujer con la que te quieres fundir. Lee con ella. Comparte las historias y los relatos. Comparte las emociones. Confúndete con  ella.




2 comentarios:

  1. Es de agradecer que exista un nuevo mañana en el cual se da la oportunidad de regresar, para leer. Si ya es a dos bandas con un interés común se convierte en un regalo.

    Deseo de regresar mañana, si quieres, que por el hecho de compartirlo quieres; si quiero, que por el hecho de regresar quiero.

    Un saludo de domingo feliz

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  2. Me gusta el juego
    de estas tres palabras:
    regresar, querer y compartir.
    Pero,
    si he de quedarme con una sola
    me quedo con la última.
    Me enciende.
    Me enciende el compartir
    y me enciende la complicidad.

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